miércoles, 3 de diciembre de 2014

Médicos: crecen los casos de "cerebro quemado" cuando el fin de año está a la vuelta de la esquina

En esta época se potencian el estrés, el cansancio y la angustia, al comparar la situación ideal con la realidad. Apenas aparecen estas conductas adictivas o de irritabilidad se recomienda acudir a un profesional.

Los especialistas de la salud mental advierten que con la llegada de fin de año aumentan los casos de burnout, o síndrome del cerebro quemado, influenciados por el comienzo de una etapa de balances donde se potencian el estrés, la tristeza y la depresión al comparar la situación ideal con la realidad.

Los mendocinos no están exentos de esta patología, que está ligada a un exceso de trabajo que agota al individuo y puede llevarlo a la depresión y a crisis de angustia, siempre asociados al exceso de tareas. Algunos de los síntomas son falta de deseo sexual e insomnio, fatiga, dolores de cabeza, estado de tensión permanente y comportamientos agresivos, entre otros.

Algunas de las señales que describen los pacientes en las consultas es que sienten que no dan más, que su cabeza está por explotar, que el desgano ganó y que el umbral de paciencia se desvaneció casi con la misma velocidad con que desapareció la motivación.

Aparece sensación de estrés crónico por diferentes situaciones, ya sea en el trabajo o en su vida personal, que termina por imposibilitar cualquier capacidad de respuesta y se potencia a fin de año, refieren los expertos en psicología.

A esta altura del calendario, los pacientes que asisten a consultas psicológicas comienzan a realizar de manera espontánea una sincera autocrítica, mientras otros empiezan a consultar a esta altura del año a los efectos de prepararse para el 2015.

Adriana Guraieb, psicoanalista y miembro de la Asociación Psicoanalítica Internacional, explicó que cuando llega a diciembre un gran porcentaje de los argentinos sufren una profunda sensación de agotamiento y cansancio, es la forma de estrés grave crónico y de origen laboral.

“Al cerrar el año existe un incremento de exigencias, como apurarse a terminar lo que quedó pendiente quitándole horas al sueño y exigiéndole al cuerpo una sobreadaptación que puede llegar a desbordarlo, además de presentar cuadros de intolerancia, saturación, mal humor, fatiga, falta de concentración y apatía”, describió la profesional.

Las consultas psicológicas a esta altura del año tienen un planteo frecuente, que está relacionado con tratar de hacer un cambio en la vida para que no se vuelva a repetir un año tan enajenante como el que se termina y buscar otra salida laboral o analizar cambios para poder transitar el año próximo de un modo menos estresante. “Y muchas veces los pacientes descubren que el origen del burnout está dentro de ellos por una gran autoexigencia, por eso es importante aprender a no ponerse metas y objetivos difíciles de alcanzar, para evitar que el sujeto se agote y no pueda disfrutar de su propio logro”, aconsejó Guraieb.

Juan Eduardo Tesone, médico psiquiatra de la Universidad de París XII y miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina, aportó su visión: “El estrés es la reacción en el cuerpo ante un exceso, ya sea de actividad laboral o el producido por altos niveles de angustia. Se puede manifestar por vasoconstricción periférica con aumento de la tensión arterial, palpitaciones y aumento de la frecuencia cardíaca, sensación de alerta, aumento de la temperatura, aumento de la secreción de ciertas hormonas como el cortisol, o de ciertas substancias como las catecolaminas, con incidencia negativa en el sistema cardiovascular. Tienen un efecto nefasto sobre la salud, tanto a corto como a mediano y largo plazo”.

Y es aquí donde aparece la angustia, una sensación de opresión en el pecho, es la expresión psíquica de conflictos sin resolver y puede ser una oportunidad para que el individuo advierta de que algo no funciona bien en su psiquismo, explicó el médico.

A fin de año esto puede agudizarse porque suele ser tiempo de balance interior y de una toma de consciencia del desfasaje posible entre las expectativas personales y lo que se logró. En todo caso el desfasaje se produce con la consecuente vivencia de insatisfacción y fracaso.

“Quizá no sea conveniente esperar el fin del año para hacer un balance personal, sino que es preferible hacerlo en el día a día, percibiendo las posibilidades reales sin crearnos expectativas inalcanzables”, recomendó Tesone.

¿Qué es?

El término proviene del inglés y alude a quemar o consumirse. En 1974 el estadounidense Freudenberger detalló por primera vez esta patología, que alude a una sensación de fracaso y una experiencia agotadora que resulta por una sobrecarga por exigencias de energía, recursos personales o fuerza espiritual del trabajador.

Las señales

Físicas
Tensión muscular a menudo, cefalea persistente, con frecuencia comenzando en la nuca y extendiéndose hacia adelante sobre la cabeza, migraña, erupciones cutáneas, sensación de tener un bulto en la garganta, diplopía y dificultad para enfocar los ojos.

Emocionales
Cambios de humor excesivos y rápidos, preocupación excesiva por cosas que no merecen la pena, incapacidad de sentir compasión por otras personas, interés excesivo por la salud física, sensación de cansancio y falta de concentración, aumento de la irritabilidad y la angustia.

Comportamiento
Indecisión y descontento injustificado, aumento del ausentismo y demora en recuperarse de accidentes y enfermedades, tendencia a sufrir accidentes, aumento del tabaquismo, consumo de alcohol, dependencia de drogas: tranquilizantes y somníferos.

Lo más conveniente es suspender la actividad en forma paulatina

Lo ideal es entrar en forma paulatina al ritmo de descanso del organismo, ya que hasta encontrar el equilibrio necesita varios días desde que se suspende la actividad o rutina laboral. También hay que estar atentos porque a quienes están muy sumergidos en el mundo del trabajo a veces volcarse en forma repentina al clima familiar puede despertarles conflictos que estaban tapados, comentó Ricardo Rubinstein, médico y psicoanalista.

El especialista consultado por Diario UNO sugiere acudir a un profesional de la salud mental cuando el estado de cansancio roza la depresión o empiezan a surgir conductas adictivas y de irritabilidad, entre otros síntomas.

Fuente: Diario Uno

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