Es una tendencia que se impone a nivel mundial. El objetivo
es que generen empatía al momento de dar un diagnóstico. En la UNCuyo hay
materias sobre el tema.
Decía el fallecido actor Robin Williams, en su memorable
interpretación del médico Patch Adams, que si hay que luchar contra alguna
enfermedad, que la lucha sea contra la indiferencia. Tal vez allí esté la clave
de una nueva tendencia que busca “humanizar” a los médicos en la relación con
sus pacientes.
Pedro Esteves, decano de la facultad de Ciencias Médicas de
la UNCuyo -que organiza unas jornadas al respecto la semana próxima (ver
aparte)-, aseguró que aspira a “que los profesionales de la salud tengan una
formación más integral, más centrada en los pacientes, (conducta) que está
teniendo mucho auge en el mundo”.
Según Esteves, médicos y enfermeros deben tomar conciencia
de que están frente a una persona y no a un enfermo: “En nuestra facultad
tenemos una materia desde hace 18 años -somos pioneros a nivel nacional- que se
da en primero y segundo año llamada Relación Médico-Paciente. Es anual y
también está incorporada al final de la carrera. En ella los estudiantes
aprenden a comunicarse con el paciente respecto de cómo deben dar una mala
noticia o cómo tratar con enfermos crónicos. A veces todas estas cosas deben enseñarse,
porque se dan por sobreentendidas y no es así. Los profesionales necesitan esta
preparación”.
Por otro lado, el decano indicó que durante el resto de la
carrera se pone énfasis en diagnosticar, en tratar y en la farmacología, y que
esta relación con el paciente tiene tanto peso que el resto de los años se
diluye lo que aprendieron en primero y segundo. “Lo importante es la capacidad
de empatía. Hay que resaltar que hay muchos estudiantes que ya tienen esa
empatía pero aunque con el paso de los años no se pierde, tampoco se mejora.
Estamos empeñados en mejorar todo esto”, resaltó.
Sentir al paciente
René Favaloro fue uno de los máximos exponentes de esta
filosofía orientada a sostener, antes que nada, la estrecha relación entre los
médicos y quienes los consultan en busca de ayuda. Todo se resume en una de sus
frases: “Hay que sentir al paciente”.
Julieta Ortiz es una médica recién recibida. Haciendo sus
primeros pasos en la profesión admite que “la mayoría de los médicos aplicamos
lo que traemos de la casa. Por ahí a través de la carrera encontrás
profesionales cuyo trato te gustaría imitar y los tomás de modelo, pero en lo
que se refiere a la formación que recibimos creo que ha sido muy difícil
inculcar a gente ya adulta cómo debe ser el trato”.
Agrega que son materias en las que se estudia algo
predeterminado pero que difícilmente llegan a recordar y poner en práctica. “Si
las personas confían en uno, cumplen con lo que tienen que traer y vuelven. En
cambio, si sos una persona a la que le falta interés por el otro y sólo ve la
enfermedad, entonces el paciente, aunque le queden dos semanas de vida, no
vuelve. Creo que debería darse más importancia a las materias humanísticas,
pero abordarlas de una manera que uno vea cómo hace la diferencia”, estima esta
profesional.
La importancia de hacer sentir bien a los pacientes se
evidencia con los payamédicos, que trabajan en los hospitales con el objetivo
de mejorar la estadía allí de las personas. Gerardo Quiroga es formador de
payamédicos y resalta que las materias humanísticas son muy importantes porque
consideran al ser humano de forma integral, no sólo en lo físico sino también
en lo emocional. “Si anímicamente estás bien, es probable que físicamente
también. Y si estás enfermo pero contenido y acompañado, vas a salir mucho más
rápido de lo que estás atravesando. Una persona que está sola tarda mucho más
tiempo en salir de un hospital que una que tiene compañía”, describe.
Este payamédico advierte que si bien son herramientas que no
son tangibles, sostienen la buena salud. “El optimismo es así. Nosotros no
podemos contar las experiencias por las que atravesamos por cuestiones de
privacidad, pero nos damos cuenta de cómo un enfermo se sana a través de
juegos, de comunicación, de sus deseos. Lo vemos con los pacientes oncológicos,
que aunque no los podamos mejorar empíricamente, podemos ayudar a los médicos
trabajando en conjunto”, destaca Quiroga, referente de esa agrupación que
trabaja en Mendoza desde 2011 y en el país desde 2002.
Una relación básica
Para Alejandro Hnatow, médico clínico con varios años de
experiencia, todo depende del ámbito donde el médico realice su labor. Según
él, donde más se nota la necesidad de manejar la relación con el paciente es
cuando empiezan a trabajar, ya que suelen ser destinados a guardias de
hospitales donde en general les toca atender a mucha gente. “Es una parte que
hace falta. En la facultad donde estudié (una privada) tuve muy pocas materias
relacionadas con este tema y, además, nadie le presta mucha atención. De lo que
no nos damos cuenta es que tener un contacto real con el paciente hace que éste
se sienta acompañado y te ayuda en tu trabajo, porque lográs que se sienta
cómodo. No sólo das malas noticias, también tenés que, por ejemplo, convencerlo
de que cambie de hábitos -como dejar de fumar-, y si hay confianza podés
lograrlo”.
Micaela Sánchez, odontóloga, resalta que la relación con los
pacientes es básica en la atención de la salud. “Si el paciente no se siente
cómodo muchas veces no te da la información que te tiene que dar y el
tratamiento termina siendo un fracaso. A veces hasta cambia de profesional y
termina dando vueltas por todos lados y no resuelve su problema”, destaca.
En su caso, como en el de otros dentistas, la materia más
humanística que tuvo fue Psicología Evolutiva: “A esas materias se las
menosprecia. En odontología te enfocás en la exigencia de las otras cátedras y
no le das la importancia que merece. ¡Y tiene mucha!”.
Para finalizar, cita un caso reciente de su experiencia
laboral: “Una vez me tocó hacer una biopsia de una lengua (sic) para saber si
un paciente tenía cáncer. No nos fue fácil darle la noticia de que sí lo tenía.
De hecho, el paciente -que era de recursos económicos muy bajos- no quiso saber
qué tenía y tuvimos que darle la novedad a sus familiares. Por esta razón es
que creo que no sólo nos deben considerar en la facultad la forma en que
trabajamos con los pacientes, sino la forma en que llegamos a ellos. Porque
también eso es fundamental”.
Fuente: Los Andes
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