Una iniciativa polémica Una ley nacional lo prohíbe. Pero el
PRO busca que se habilite en la Ciudad para medicamentos de venta libre.
Además, permite que estos locales ofrezcan libros, ropa, golosinas y
electrodomésticos.
Una tira de aspirinas, una crema contra el pie de atleta,
gotas para el cansancio ocular o caramelos para la tos. Hoy, en las farmacias,
medicamentos como esos deben estar detrás de un mostrador y ser entregados por
un farmacéutico, tal como ocurre con remedios más delicados como antibióticos o
psicofármacos. Pero esto podría cambiar en la Ciudad si prospera una iniciativa
del Gobierno porteño para que los remedios de venta libre puedan ofrecerse en
góndolas y hasta ser enviados a domicilio sin intervención de un farmacéutico.
Sucede que, tras años de pujas con el Gobierno nacional, el
macrismo se decidió a asumir por ley el control de las farmacias en la Ciudad.
Y a respaldar, en ese trámite, el modelo de “hiperfarmacias”
al que se vienen oponiendo la Nación y las farmacias tradicionales. Para esto,
el PRO presentará hoy en la Legislatura un proyecto que regula la actividad y
que, entre sus puntos más polémicos, facilita el acceso a los remedios
conocidos como “populares” o de “venta libre”. Es decir, los que pueden
comprarse sin prescripción médica.
“El expendio de los medicamentos de venta libre podrá
realizarse en exhibidores o mostradores de autoservicio dentro de las
farmacias, de acceso directo del usuario”, propone la iniciativa, a la que
Clarín tuvo acceso en exclusiva. Lo que pide es que, en esos casos, siempre
haya un farmacéutico en el local “disponible para atender dudas”.
Pero el texto va más allá y prevé incluso “la modalidad de
envío a domicilio de medicamentos de venta libre”. Con lo cual, los pacientes
podrían terminar encargando remedios por teléfono.
Estas prácticas ya tuvieron su experiencia en la Ciudad.
Pero en 2009, una ley nacional –la 26.567– fijó que los remedios de venta libre
“deberán ser dispensados personalmente en mostrador por farmacéuticos o
personas autorizadas ”. Esa norma es la que rige hoy y la que el macrismo
buscará reemplazar con una ley local. Alegan que Buenos Aires, en uso de su
autonomía, puede regular a las farmacias, incluso con reglas opuestas a las
nacionales.
El proyecto no es extensivo a los kioscos, que seguirán
regidos por la prohibición de vender medicamentos.
“Hablamos de remedios que no siempre necesitan la
intervención directa de un farmacéutico, así como no requieren prescripción
médica. No tiene sentido que la gente, por un antiácido o una aspirina, deba
hacer la misma cola que quien va a buscar productos para enfermedades graves.
La idea es facilitar el acceso a los remedios de mayor necesidad cotidiana”,
argumentó Helio Rebot, uno de los legisladores que firmará la iniciativa junto
con Cristian Ritondo, Héctor Huici y Alejandro García.
Entre los especialistas hay posturas encontradas. Unos
sostienen que sería positivo facilitar el acceso a estos remedios menos
problemáticos. Pero otros advierten que la intervención de un profesional es
siempre necesaria, porque incluso los remedios de venta libre pueden causar
problemas y se podría estar alentando un uso abusivo.
“Todos los medicamentos son riesgosos. Aunque sean de venta
libre, pueden traer reacciones adversas. Eso se advierte en los prospectos,
pero es clave que la gente también reciba esa información al comprar ”, opina
Ana López, integrante del Grupo para el Uso Racional del Medicamento.
“Hay tanta variedad que el paciente requiere asesoramiento
personal para encontrar lo que realmente necesita. Si quieren mejor
accesibilidad, nos parece bien. Pero exigimos que haya siempre un farmacéutico
junto a esas góndolas para asesorar, y no simplemente ‘a disposición’ en otro
lado ”, afirmó Marcelo Peretta, del Sindicato de Famacéuticos y Bioquímicos.
La iniciativa macrista también habilita a las cadenas de
farmacias a vender productos no vinculados a la salud como bebidas, golosinas,
libros, ropa o electrodomésticos. “Podrán comercializar cualquier otro producto
no prohibido por la legislación de la Ciudad”, confirma. Es algo que este año
el Ministerio de Salud de la Nación había intentado limitar, pero que luego
volvió a ser permitido, por decreto, por el Ejecutivo porteño.
El proyecto, que además regula la actividad de laboratorios
y droguerías (ver aparte), comenzará a discutirse en semanas con la
participación de los principales actores del sector, que anticipan polémica. La
decisión política del oficialismo es convertirlo en ley este año.
Fuente: Clarín
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