Crece el debate. La Sociedad de Neurología Infantil y la Liga Contra la
Epilepsia dicen que aún no se probaron sus beneficios.
El uso medicinal del cannabis sigue dando que hablar. Ahora,
desde la Sociedad Argentina de Neurología Infantil (SANI) y la Liga Argentina
Contra la Epilepsia (LACE) pidieron “esperar con cautela que los estudios en
curso –a nivel internacional– puedan establecer el espectro real de eficacia,
las dosis adecuadas y los posibles efectos adversos del cannabidiol (CBD) en el
tratamiento de la epilepsia refractaria”.
Según explicó Hernán Amartino, jefe de Neurología Infantil
del Hospital Universitario Austral, “el comunicado se realizó en respuesta a un
aluvión de consultas de interesados en tratar a sus hijos con aceite de
marihuana”. Esto ocurrió luego de que la Administración Nacional de
Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) autorizara a 6 familias la
importación del producto, entre ellas, a los padres de Josefina Vilumbrales,
una nena de Villa Gesell con síndrome de West que, amparada por la Justicia,
logró que su obra social le cubriera el tratamiento.
Ambos organismos médicos sostienen que “la marihuana
utilizada habitualmente con fines recreacionales no tiene efecto beneficioso
sobre la epilepsia y, por el contrario, puede interferir con varios agentes
anticonvulsivos” y destacan, en relación al caso puntual de los niños, “que no
se conocen a mediano y largo plazo los efectos de los canabinoides sobre el
cerebro en desarrollo”. Agregan que, si bien el CBD podría tener efectos
terapéuticos en algunas epilepsias de difícil manejo, es necesario “establecer
la seguridad y la eficacia mediante investigaciones controladas en suficiente
número de pacientes”.
Roberto Caraballo, neurólogo del Hospital Garrahan a cargo
del manejo de las Epilepsias Refractarias, resaltó que “no hay evidencia
científica de que el aceite de cannabis funcione” y que “faltan ensayos
clínicos para demostrar la efectividad y la tolerabilidad del fármaco para su
uso terapéutico”.
Por su parte, Silvia Kochen, jefa del Centro de Epilepsia
del Hospital Ramos Mejía e investigadora del Conicet, aseguró que “en revistas
científicas internacionales queda demostrado que el uso de cannabidiol presenta
una reducción media del 54% de las crisis en casos de epilepsia refractaria
grave, con una baja presencia de efectos adversos, por lo que se trata de una
molécula eficaz y segura”. Sin embargo, aclaró que “resta realizar estudios en
nuestro país, como los que se están haciendo en EE. UU. e Inglaterra, para lo
que resulta imprescindible permitir el uso de cannabis con fines medicinales en
Argentina”.
María Laura Alasi, mamá de Josefina, remarcó que su nena, al
igual que otros chicos que sufren patologías similares, no pueden aguardar
nuevos estudios. “Mi hija se puede morir si yo me quedo esperando los ensayos
clínicos. Hace seis días que Josefina no tiene crisis, cuando al principio
tenía 300 espasmos diarios. Gracias al tratamiento con el aceite, le retiramos
tres de los cuatro anticonvulsivantes que tomaba”, contó Alasi. “La evolución
de Josefina es sorprendente –afirmó–, ella es un ejemplo de que el cannabis
funciona”.
Fuente: Clarín
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