Otro caso de mamá-abuela: un tribunal de Londres le abrió la posibilidad para que haga
un tratamiento de fertilidad, que hasta ahora le habían negado.
A una inglesa de 60 años se le ocurrió que quiere
embarazarse y tener un bebé usando los óvulos que dejó congelados su hija antes
de morir de cáncer. Tres tribunales británicos le negaron esa posibilidad, pero
la mujer apeló y ahora un juez dice que las autoridades de fertilización
inglesas deben evaluar de nuevo el caso. Hoy en día el planteo de esta señora
es científicamente posible. Pero estos avances provocan cuestionamientos. Ese
bebé estará en el vientre de su ¿mamá? ¿abuela? El semen será donado porque la
hija no tenía pareja al momento de morir. ¿Su abuelo será el abuelo? ¿O el
papá? Además, claro está, del riesgo que representa un embarazo para alguien
que ya cumplió 60. En Argentina esta mujer no podría lograr su cometido.
La hija de la señora M. murió a los 28 años de un cáncer de
colon, pero antes de someterse a la quimioterapia, congeló sus óvulos. La madre
ahora dice que su hija le dijo que si ella moría podía usar sus óvulos, pero lo
cierto es que estas palabras no quedaron por escrito, así que se trata de
creerle o no a esta mujer. La Autoridad de Fertilización Embrionaria Humana
(HFEA) inglesa le dijo que no. Tres jueces le dijeron que no. Pero ella insiste
y el Tribunal de Apelación de Londres le da ahora una posibilidad.
“Esta mujer debe pensar que perdió a su hija, y quiere tener
algo de ella. Tal vez sea lindo como idea, pero está planteando algo
impactante, y sería la primera vez que se hace algo así –explica a Clarín
Sergio Pasqualini, al frente de Halitus–. Pero además en este caso la hija no
dejó documentos firmados y encima era soltera... Además del embarazo de riesgo
a los 60 años... y de lo vieja que será cuando ese chico o chica cumpla 15
años”.
En Argentina no hay ninguna ley específica que aclare este
tipo de situaciones. Hay ciertos artículos del Nuevo Código Civil, pero falta
que el Congreso vote los lineamientos específicos. La Sociedad Argentina de
Medicina Reproductiva (Samer) se maneja con un código de Etica. “Desaconsejamos
la ovodonación en pacientes mayores a 50 años. Además, la paciente debería
haber firmado un consentimiento informado antes de morir, aclarando cómo serían
usados esos óvulos –detalla Gustavo Martínez, presidente de Samer–. Existe la
filiación post mortem, y hay casos en los que los cónyuges han decidido, pero
se debe firmar la voluntad procreacional”.
“¿Cuál es el objetivo de esta mujer? ¿Tener un hijo? ¿Tener
un nieto? -pregunta Martínez-. Con una mamá o abuela de esa edad, el chico
enseguida quedará desprotegido. Me parece que esta mujer debería ver a un
psicólogo”.
Fuente: Clarín
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