miércoles, 10 de agosto de 2022

Los desafíos de la Medicina del Trabajo en la pospandemia y la necesidad de reinventarse frente al teletrabajo

Los empleadores son los responsables de proporcionar un lugar de trabajo seguro y saludable. El complejo escenario ante la modalidad mixta.



La Medicina del Trabajo, en su rol primordial de promover y prevenir la salud de los trabajadores, tuvo una función histórica durante la pandemia y protagonizó un papel preponderante en la toma de decisiones de las compañías. En efecto, el contexto de la emergencia sanitaria determinó que la gestión tuviera un doble propósito: por un lado cuidar la salud de la comunidad laboral, pero al mismo tiempo procurar la operatividad de los procesos productivos, a través de prestaciones presenciales, virtuales o mixtas.

Cuando nos referimos a la protección de la Salud Ocupacional durante la expansión Covid 19, apuntamos a los mecanismos para evitar su propagación, al manejo de los trabajadores con factores de riesgos, a la gestión de los casos confirmados, contactos estrechos, y finalmente al tratamiento de las secuelas físicas y psicosociales que hasta el día de hoy nos acompañan.

Por ello, el contexto de pospandemia devino necesariamente en el aceleramiento exponencial de los cambios ya originados en la nueva era de la información y de la comunicación. Si bien esto se generó en todos los órdenes de la vida cotidiana, el mundo del trabajo no podía resultar una excepción. Esto se demuestra claramente en las nuevas expectativas de los empleadores y trabajadores.

Es insoslayable que el mercado de trabajo se transformó impactando principalmente en los objetivos de los trabajadores, lo cual se advierte en las mayúsculas diferencias existentes cuando comparamos el universo integrado por los llamados baby boomer y generación x; en relación con los millennials y centennials. La mirada de las nuevas generaciones explica la tendencia en alza de la valoración de modalidades de trabajo que permiten compatibilizarlo con otras áreas de desarrollo personal.

Si bien el teletrabajo y las modalidades de prestación de trabajo mixta eran históricamente conocidos y aplicados en algunas posiciones o en actividades específicas, la coyuntura de emergencia generó una rotura en el paradigma de las relaciones laborales, consolidándose como una valiosa herramienta para la sustentabilidad de las actividades no esenciales. Ello permitió un conocimiento e implementación forzosa, que determinó la valoración de sus amplias bondades.

Estos cambios fueron experimentados por todos los países del mundo afectados por la expansión del coronavirus, los cuales se vieron obligaron a reinventarse, en otras palabras a convertir la crisis en oportunidad. La coyuntura impulsó el arraigo del llamado “Trabajo 4.0″, y el teletrabajo resultó una respuesta efectiva, por los beneficios que puede aportar tanto para las organizaciones como para sus colaboradores.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) destaca que los estudios desarrollados en diversas y disímiles culturas son concluyentes y coincidentes sobre sus efectos: la disminución de la contaminación ambiental, reducción de los tiempos de desplazamiento y movilidad en las grandes metrópolis, aumento en la calidad de vida de los trabajadores con la necesaria incidencia en la productividad, competitividad e innovación de las organizaciones, reducción de costos y de infraestructura, disminución del ausentismo y de los tiempos de trabajo muerto, aumento de la retención de recursos humanos calificados, mayor satisfacción y compromiso laboral, inclusión, entre otros.

Así se conformó un nuevo escenario laboral y, en aquellas actividades compatibles con la prestación remota, se erige un mercado constituido por empleos de prestación híbrida o de teletrabajo puro. Estos cambios han generado claros desafíos para la Medicina del Trabajo, toda vez que como disciplina que vela por el cuidado de la salud de los trabajadores, debe reinventarse frente a las innovadoras modalidades laborales, con riesgos y características sumamente diversas.

El libro Medicina del Trabajo en la Argentina, resulta una obra federal e interdisciplinaria que procura otorgar herramientas de gestión a los profesionales de la Salud Ocupacional en los nuevos ámbitos de trabajo que resultan aún más complejos, renovados y competitivos.

Es dable valorar que los empleadores son los responsables de proporcionar un lugar de trabajo seguro y saludable, garantizando la prevención y promoción de la salud física y psíquica de su comunidad de trabajadores, toda vez que para ellos su cuerpo y psiquis, resulta la única herramienta de trabajo, y por lo tanto de subsistencia y desarrollo.

La experiencia vivida en torno al control de la pandemia ha sido lamentable. Ha aparejado costos irremediables desde el punto de vista, humano, social y económico. Ello no impide el reconocimiento del vasto aprendizaje que dejará en torno al valor de la Medicina del Trabajo, como disciplina que opera como principal garante.

La obra referida, Medicina del Trabajo en la Argentina, fue presentada en la 46° de la Feria Internacional del Libro, el pasado jueves 5 de mayo de 2022, desarrollándose en la sala Adolfo Bioy Casares, con la concurrencia del Comité Editorial, de los coautores, de referentes de la Salud Ocupacional, quienes comparecieron con un ánimo de cálido encuentro, e intercambio cultural, profesional y humano.

En dicha ocasión, se hizo saber que en el libro participan prestigiosos referentes de la disciplina, aportando generosamente su conocimiento técnico y vasta experiencia, en la gestión de la salud ocupacional. Los capítulos desarrollan las distintas problemáticas regionales, con la exposición de los riesgos laborales y de los mecanismos de prevención, según los diversos tipos de actividad productiva desplegados a lo largo y a lo ancho de nuestro querido país.

Como corolario, es insoslayable que la superación de la pospandemia deberá estar atravesada por la continuidad de los programas de prevención, y por la implementación sistemática de estrategias para controlar los riesgos a la salud de los trabajadores, fomentando el mejoramiento integral de la calidad de vida de los mismos, lo que necesariamente traerá aparejado el desarrollo ético de las organizaciones.



Fuente: TN

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