La Resolución del Parlamento Europeo, de 5 de julio de 2022, sobre la salud mental en el mundo laboral digital (2021/2098(INI)) ha sido aprobada por una amplia mayoría (501 votos a favor, 47 en contra y 85 abstenciones). Con el informe ‘La salud mental en el mundo digital del trabajo’, los parlamentarios europeos piden a la Comisión Europea que proponga una Directiva sobre riesgos psicosociales. El Parlamento Europeo manifiesta su preocupación por la desconexión entre la actual política en materia de salud mental y las actitudes en el lugar de trabajo, que no contemplan adecuadamente el hecho de que la protección es un activo clave para los líderes de la Unión hasta el final de la presente década.
La resolución —2021/2098(INI)— de 5 de julio de 2022, empieza exponiendo una serie de consideraciones sobre la salud mental, estableciendo que el derecho a la salud física y mental es un derecho humano fundamental, y que todos los seres humanos tenemos derecho al nivel de salud más elevado posible. Recoge la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), como “un estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad”, y recalca que la salud mental también está vinculada a otros derechos fundamentales, como el derecho a la dignidad humana consagrado en el artículo 1 de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, y el derecho a la integridad de la persona, incluida la integridad psíquica, que se recoge en el artículo 3. Cita también el Pilar Europeo de Derechos Sociales, y en particular su principio 10, que se refiere al entorno de trabajo saludable, seguro y adaptado y protección de datos.
Impacto económico asociado a los problemas de salud mental
El informe 2022 ‘Global Health Care Outlook: Are we finally seeing the long-promised transformation?’ de la consultora Deloitte estima que, en el ámbito laboral, las consecuencias secundarias de la mala salud mental tienen un coste para las empresas de 2.000 dólares anual por trabajador. Estos costes son consecuencia del absentismo, el abandono y la rotación innecesaria y calcula que entre 2011 y 2030, la pérdida de producción económica acumulada asociada a los problemas de salud mental será de 16.300 millones de dólares en todo el mundo.
El informe apunta que la pandemia, la crisis climática y el contexto de inestabilidad política son las principales causas del estado de la salud mental en todo el mundo, destacando que la aparición del covid-19, solamente ha actuado como catalizador de las fisuras y fallas previamente existentes dentro del sistema mundial de salud mental. Los costes directos e indirectos de la mala salud mental de la población los estima en más de un 4% del PIB mundial, lo que supone una cifra más elevada que la combinación de los costes por el cáncer, la diabetes y las enfermedades respiratorias crónicas. Un dato realmente preocupante es el suicidio, la consultora calcula que 800.000 personas mueren cada año por esta causa. Una muerte por esta causa cada cuarenta segundos.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en su informe ‘A New Benchmark for Mental Health Systems: Tackling the Social and Economic Costs of Mental Health’ (Un nuevo marco de referencia para los sistemas de salud mental: atajar los costes sociales y económicos de los problemas de salud mental) señala que la atención de la salud mental se ha descuidado y ha recibido escasos fondos durante mucho tiempo, y que en los países de la OCDE aún es alta la necesidad no cubierta de este servicio. De acuerdo con este informe, es preciso que los países inviertan más en desarrollar datos más sólidos y más ampliamente accesibles sobre las principales dimensiones del desempeño en salud mental, para así impulsar mejoras más rápidas y más significativas. Señala el informe que la salud mental deficiente crea costos económicos equivalentes a más de 4,2% del PIB; algunos de ellos son los costos directos del tratamiento, pero más de un tercio se relacionan con menores tasas de empleo y de productividad, y que dichos costos pueden evitarse, al menos en parte.
El informe de Parlamento Europeo a la Comisión también señala que el coste de las enfermedades mentales en 2015 es más del 4% del PIB en todos los Estados miembros de la Unión, detallando que:
- El coste de la depresión relacionada con el trabajo es una de las principales causas de incapacidad y depresión con un coste estimado de 620.000 millones de euros al año, lo que se traduce en una pérdida de producción económica de 240.000 millones de euros al año.
- El coste estimado de todas las cefaleas en la Unión es superior a 110.000 millones de euros al año, de los que alrededor de 50.000 millones de euros, se atribuyen a las migrañas.
- Los presupuestos relacionados con la prevención de todos los Estados miembros de la Unión siguen siendo bajos, situándose en el 3 % del total de gasto en salud.
Salud mental y trabajo digital: enseñanzas extraídas de la pandemia de covid-19
La salud mental de los trabajadores se ha visto afectada durante la pandemia covid-19 por un múltiples causas como: la alteración en el funcionamiento de en muchos servicios, como la educación, la salud o los de apoyo social; el aumento de los factores de estrés; la inseguridad financiera; el miedo a estar desempleado; el acceso limitado a la asistencia sanitaria; el aislamiento; el estrés relacionado con la tecnología; los cambios en el horario de trabajo; la organización inadecuada del trabajo y el teletrabajo, en el que los riesgos sanitarios más prevalentes asociados, son los riesgos psicosociales.
Recuerdan en el informe que la pandemia ha arrojado luz sobre la crisis de salud mental generalizada en toda Europa, y de las diversas respuestas a la misma por parte de los Estados miembros, mostrando la importancia de compartir mejores prácticas para responder a las emergencias sanitarias, pero revelando lagunas en la prospectiva, incluidas la preparación, las herramientas de respuesta y una financiación adecuada. Piden a la Comisión y a los Estados miembros que incluyan el impacto en la salud mental en sus planes de respuesta de emergencia y preparación para crisis sanitarias y pandemias; cree que la actual crisis de salud mental debe considerarse una emergencia sanitaria.
En el contexto de la transición digital y la salud mental, se apunta que los planteamientos proactivos ante la digitalización, como reforzar las capacidades digitales en el lugar de trabajo o permitir horarios de trabajo flexibles, pueden ayudar a mitigar el estrés debido al trabajo. El potencial de la Inteligencia artificial IA, se apunta también como medio para mejorar las condiciones de trabajo y la calidad de vida, para predecir el desarrollo del mercado laboral y para apoyar la gestión de los recursos humanos en la prevención de sesgos humanos.
La IA suscita preocupación en relación con la intimidad y la seguridad y la salud en el trabajo, como con el derecho a la desconexión, o con el control, vigilancia y seguimiento desproporcionados e ilegales de los trabajadores, que pueden vulnerar su dignidad e intimidad. Puede también producirse con su uso un trato un discriminatorio en los procesos de contratación y en otros ámbitos debido a algoritmos sesgados, o por motivos de género, raza y origen étnico. También con IA puede socavarse la libertad y la autonomía de las personas, mediante herramientas de predicción y marcado, o con sugerencias indirectas de comportamiento automatizadas, provocando problemas de salud mental en los trabajadores, como el agotamiento profesional, el estrés tecnológico, la sobrecarga psicológica y la fatiga.
Se subraya que las soluciones de IA en el lugar de trabajo deben ser transparentes y justas y evitar cualquier repercusión negativa para los trabajadores, y deben negociarse entre los empleadores y los representantes de los trabajadores, incluidos los sindicatos. Se pide a la Comisión y a los Estados miembros, a este respecto, que elaboren una propuesta legislativa en materia de inteligencia artificial en el ámbito laboral para garantizar la protección adecuada de los derechos y el bienestar de los trabajadores, incluidos la salud mental y derechos fundamentales.
Salud y seguridad en el trabajo en un mundo laboral moderno
Se reconoce que, el nuevo marco estratégico de la UE en materia de salud y seguridad en el trabajo 2021-2027 observa con acierto que se necesitan cambios en el entorno laboral para hacer frente a peligros para el bienestar psicosocial, pero que se centra únicamente en intervenciones a nivel individual, lo que constituye un aspecto limitado de la mitigación de los riesgos psicosociales. Se propone tras consultar a los interlocutores sociales, una iniciativa legislativa sobre la gestión de los riesgos psicosociales y el bienestar en el trabajo destinada a prevenir eficazmente los riesgos psicosociales en el lugar de trabajo (también en línea), a formar a los directivos y los trabajadores, a evaluar periódicamente los progresos y a mejorar el entorno laboral.
Se pide a los Estados miembros que evalúen la posibilidad de crear servicios de intermediación a nivel local o regional para los riesgos psicosociales, para ofrecer asesoramiento y apoyo técnico a trabajadores y empresas, microempresas y pymes sobre prevención de riesgos psicosociales y conflictos psicosociales en el lugar de trabajo, así como divulgar información sobre los riesgos psicosociales y su prevención.
Destaca el papel de la Agencia Europea de Salud Laboral (EU-OSHA) a la hora de proporcionar los instrumentos y las normas para evaluar los riesgos laborales y aplicar las medidas de prevención adecuadas y considera que debe reforzarse la EU-OSHA a este respecto a fin de promover mejor unos lugares de trabajo saludables y seguros en toda la Unión y seguir desarrollando iniciativas para mejorar la prevención en el lugar de trabajo en todos los sectores de actividad
Un 64% de los jóvenes de entre 18 y 34 años corría riesgo de depresión en 2021 debido a la falta de perspectivas laborales, económicas y educativas, así como a la soledad y al aislamiento social.
Se señala al final, el grave problema de los jóvenes europeos. Un 64% de los jóvenes de entre 18 y 34 años corría riesgo de depresión en 2021 debido a la falta de perspectivas laborales, económicas y educativas, así como a la soledad y al aislamiento social. Una de las mejores herramientas para hacer frente a los problemas de salud mental entre los jóvenes es proporcionarles perspectivas significativas de una educación y un empleo de buena calidad. Se pide a la Comisión que aborde las perturbaciones en el acceso al mercado laboral, que han expuesto a los jóvenes a un riesgo mayor de sufrir problemas de salud mental, y que se actúe para apoyar a los jóvenes en el acceso a un puesto de trabajo adecuado y de su retención en la empresa.
Fuente: interempresas.net
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