lunes, 22 de abril de 2024

Juan P. Castillo: “Propuestas en el metaverso han quedado atrapadas por empresas oportunistas”

El consejero delegado de Quantum Babylon, empresa española centrada en crear soluciones sanitarias en entornos virtuales, reflexiona sobre las oportunidades y los retos  de la implantación de la tecnología en el mundo de la salud.


Ponerse las gafas de realidad virtual, salir a pasear por calles digitales, charlar con avatares y entrar a comprar todo tipo de productos pagando con NFTs o criptomonedas. Así es como los gigantes tecnológicos imaginan que será el mundo de mañana. El metaverso es un entorno que aún está lejos de universalizarse, pero en el que colosos como Meta, Google, Apple y Microsoft ya están trabajando intensamente. Su construcción ya está dejando una lluvia de millones: en 2025 moverá hasta 400.000 millones de dólares, según un informe de la consultora BCG.

Los expertos vaticinan que, de dar con los medios tecnológicos adecuados, el metaverso puede ser una revolución en todos los campos. También en el sector de la salud. Pero, ¿de qué forma los laboratorios farmacéuticos prevén irrumpir en él? ¿Los hospitales trabajan para usarlo? ¿En qué situaciones y para hacer qué? Una de las empresas españolas que ya está trabajando en aplicar el metaverso en el sector sanitario es Quantum Babylon, nacida en 2018 y con su talento repartido entre Valencia, Galicia y Málaga. Hablamos sobre las perspectivas del sector ante el metaverso con Juan Pablo Castillo, consejero delegado de la empresa.


Pregunta: ¿En general, en qué punto se encuentra el desarrollo del metaverso?

Respuesta: Es una tecnología que se encuentra más avanzada de lo que se cree. Esto es así por cuestiones lógicas de competencia, ya que las empresas son muy reticentes a mostrar resultados hasta que son muy sólidos. En España, por desgracia, vamos un tanto retrasados con el metaverso: las inversiones efectivas en esta tecnología son muy reducidas. Por eso en Quantum Babylon nos hemos centrado en trabajar con entidades extranjeras. Son las que tienen más recursos, pero también más capacidad para comprender el impacto que esta tecnología tendrá a medio plazo.


P.: Aun así, en España sí que se nota un interés muy fuerte por esta tecnología.

R.: ¡Sí! De hecho, si hablamos en concreto del campo sanitario, el nivel de interés de muchos profesionales e investigadores sanitarios es impresionante. En la última década, hemos conectado con infinidad de proyectos, pero hemos visto como la dependencia de las ayudas públicas, el desconocimiento real de esta tecnología o la incapacidad de coordinarse para conseguir proyectos más ambiciosos que les dieran continuidad a largo plazo, les han llevado al fracaso. También hemos visto nacer, crecer y morir infinidad de proyectos españoles académicos o de investigación que han quedado atrapados por entidades y empresas oportunistas.


P.: ¿A qué se refiere? 

R.: Ha habido empresas ávidas de subirse al lomo de la moda del metaverso y obtener dinero fácil de inversiones y ayudas. No han sabido sacar provecho de la oportunidad de relacionarse con profesionales e investigadores muy motivados y, desafortunadamente, sus proyectos no han tenido continuidad.

 

P.: En el campo sanitario, ¿Cómo debemos entender el metaverso?

R.: Debemos entenderlo como un conjunto de tecnologías que permite a los profesionales sanitarios trabajar en equipo con todo tipo de información a través de internet y de redes digitales usando un montón de tecnologías. Se usa tecnología 3D, dispositivos inmersivos y holográficos, inteligencia artificial... La clave para que el metaverso tenga éxito en el mundo de la salud radica en que pueda ofrecer un espacio común y virtual o tridimensional hiperrealista, y esto es muy importante para el sector, en el que los profesionales puedan compartir y tratar información sanitaria desde historiales y análisis hasta imágenes clínicas.

En el campo de la salud, estos entornos virtuales son bastante diferentes a la idea que nos han dado a entender los medios de comunicación


P.: ¿De qué forma trabaja Quantum Babylon para acercar el metaverso al mundo de la salud? 

R.: Nuestro proyecto se centra en el desarrollo de tecnologías inmersivas, de áreas de comunicación ultra segura y de entornos de trabajo o de investigación dentro del metaverso. Personalmente, preferimos referirnos a él con el nombre de “entornos virtuales”, ya que este mundo se fusiona con el espacio físico. Es lo que pasa, por ejemplo, cuando se usan gafas de realidad aumentada o extendida para intervenciones quirúrgicas. En el campo de la salud, estos entornos virtuales son bastante diferentes a la idea que nos han dado a entender los medios de comunicación. El boom del año pasado causado por la empresa Meta, junto con mucha publicidad engañosa vinculada a las criptomonedas, ha empañado la realidad profesional de cómo se desarrolla realmente esta tecnología.


P.: Ha hablado de quirófanos. ¿Las gafas de realidad aumentada van a compartir cajón con el bisturí?

R.: Ya se están usando. De hecho, un ejemplo que muestra cómo esta tecnología se está desarrollando a toda velocidad lo tenemos cerca, en el Hospital de Cromwell de Reino Unido. Allí, los cirujanos Fady Sedra y Sayed Afrab han utilizado gafas Apple Vision Pro para llevar a cabo una intervención quirúrgica. El uso de gafas les permitió tener un mejor control del estado del paciente. Les mostraba su información vital de manera virtual y les ayudaba en la selección de las herramientas que tenían que usar. Todo ello, alojado en un sistema de red accesible a estos dispositivos. Estas gafas también se han utilizado ya en cirugía robótica con la aplicación Mako SmartRobotics y permiten guiar a robots y cirujanos mediante inteligencia artificial. Incluso pueden detectar lesiones difíciles de ver durante una intervención.


P.: Así, el punto clave del sector es adaptarse a los nuevos dispositivos.

R.: Sí. Por ejemplo, hasta hace muy poco, el referente en este campo eran las gafas Hololens, pero tras el anuncio de su discontinuidad en la producción por parte de Microsoft muchos investigadores y equipos sanitarios de desarrollo han visto amenazado su trabajo precisamente porque en España existe poca cooperación de fondo en estas tecnologías inmersivas, como lo que nosotros hacemos, que permita a estos proyectos adaptarse rápidamente a nuevos dispositivos y procedimientos.


P.: ¿Qué beneficios puede traer el metaverso para investigadores y farmacéuticas?

R.: Los beneficios son tremendos. Tanto, que es casi imposible de predecir todas las posibilidades que llegará a tener. Podemos desde reducir los costes y tiempos en investigación y aumentar la probabilidad de éxito a la hora de tratar a los pacientes hasta reducir los costes de la asistencia sanitaria, aumentando su calidad. Se pueden crear consultas interdisciplinaeres y grupos de investigación virtuales asistidos por modelos de inteligencia artificial (IA); hacer intervenciones quirúrgicas asistidas por gafas u otros dispositivos de realidad aumentada; implementar una asistencia virtual avanzada al paciente sin que tenga que ir a la consulta; crear simuladores para mejorar la formación de los profesionales...

"Hay que dejar de competir a pequeña escala y crear grandes unidades de cooperación internacional"


P.: La tecnología presenta beneficios pero también retos. ¿Cuáles son los más relevantes?

R.: Los retos son muchos, pero más allá de los tecnológicos que obviamente se deducen de todo lo dicho son dos. El principal, al menos en lo que España y la Unión Europea se refiere, está relacionado en vencer el gran desconocimiento que hay sobre cómo abordar el profundo impacto que el metaverso o los entornos virtuales en conjunción con la Inteligencia Artificial van a suponer para la medicina en un medio plazo. Hay que dejar de competir a pequeña escala y crear grandes unidades de cooperación internacional.


P.: ¿El segundo tiene que ver con la privacidad de los datos?

R.: Correcto. El segundo reto y no menos importante es la cuestión legal. En la IA y los entornos virtuales de trabajo asociados, es decir, en el internet del futuro, la protección de la información y la privacidad son un punto esencial y muy delicado. Debemos crear una legislación justa y que proteja al ciudadano, pero que, a la vez, no dificulte el desarrollo de la tecnología autóctona frente al imparable avance de Estados Unidos, China y otras naciones emergentes. De no ser así, corremos el riesgo de caer en una peligrosa dependencia.



Fuente: Planta Doce

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