Aunque reconocen “la pesada herencia”, las asociaciones
médicas advierten que el sistema de salud está al borde del colapso.
Con hospitales en un estado ruinoso, escasez de insumos,
falta de médicos en áreas clave y una puja salarial que parece lejos de ver la
luz, la crisis sanitaria que viene arrastrando la Provincia desde hace años
parece haber hecho finalmente eclosión. Luego de tres días de paro –que ya
suman diez en lo que va del año-, esta última semana el Colegio de Médicos hizo
público un documento donde advierte que en las condiciones actuales ya no
pueden trabajar. Aunque suena a historia repetida, la diferencia es que esta
vez tanto las agrupaciones profesionales como las autoridades sanitarias
coinciden en el diagnóstico; sólo que mientras éstas últimas piden tiempo para
revertir “la pesada herencia” recibida de la gestión anterior, los médicos
insisten en que ya no queda margen para seguir postergando las soluciones.
“Si a la falta de insumos para atender a los pacientes le
sumás la sobrecarga laboral, un ámbito de trabajo cada vez más desprotegido y
un salario totalmente desvalorizado… es comprensible que ya nadie quieras
seguir trabajando así”
Acaso una de las expresiones más claras de la encrucijada en
que se encuentra el sistema de salud provincial esté en su infraestructura
hospitalaria. Como resultado de muchos años de escaso mantenimiento, 57 de los
77 hospitales bonaerenses se hallan hoy en malas condiciones edilicias: 13 de
ellos requieren intervenciones urgentes y 4 directamente deberían hacerse de
nuevo. Así lo reconoce un informe del ministerio de Salud, según el cual harían
falta 6 mil millones de pesos para dar respuesta a esta situación, una suma que
la propia cartera admite estar lejos de poder afrontar.
Mientras en el Ministerio hacen números, los médicos de los
hospitales remarcan la angustia de carecer de los medios para atender a los
pacientes ante situaciones críticas. “Seguimos sin hilo de sutura. Tenemos una
provisión mínima que guardamos para resolver situaciones de riesgo de vida,
pero nada más. De todas formas, tampoco podemos operar porque estamos sin
quirófanos desde hace tres semanas. Hubo que clausurarlos porque la precariedad
de la instalación eléctrica era tal nadie podía garantizar que un paciente o
nosotros mismos no recibiéramos una descarga eléctrica”, cuenta el doctor
Orlando Castro, cirujano del Alejandro Korn de Romero, uno de esos cuatro
hospitales que están para demoler.
“La falta de camas de Terapia Intensiva llegó a un punto en
que tenemos personas internadas en la guardia desde hace meses con respirador,
lo que nos obliga a veces a atender urgencias en el pasillo. Pero lo más grave
no es eso sino que pacientes oncológicos que deberían ser operados sin demora
hoy están en una lista de espera con fecha incierta porque no hay espacios en
condiciones para ofrecerles cuidados críticos si se los llegara a operar”,
resalta el doctor Gustavo Martins, médico del Servicio de Emergencias del
Hospital San Martín.
En condiciones "deplorables"
Al deterioro edilicio se le suma otro problema que tampoco
es nuevo pero que ahora parece haberse vuelto crónico: la escasez de insumos
básicos para trabajar. “Nunca sabés con que contás y con qué no. Hemos tenido
varias semanas sin gasas, pero suelen faltar también jeringas, catéteres,
antibióticos, guantes, barbijos… siempre hay que salir a buscar o reclamar
algo. Y si bien en algún momento lo reponen, el riesgo de trabajar así es muy
alto”, señala el doctor Gustavo Ramuzzi, presidente de la Asociación de
Profesionales del Hospital San Roque de Gonnet.
“Aunque uno no quiere hablar de herencias para no politizar
el tema, la realidad es que la falta de insumos viene de un quiebre de pagos en
la cadena de suministro que la gestión actual no termina de resolver. Se llama
a licitaciones pero los proveedores no se presentan, o quedan ítems
descubiertos, o cotizan con precios irracionales ante el riesgo que no les
paguen en plazo”, señala el doctor Julio Moreno, vicepresidente del Colegio de
Médicos del distrito, quien reconoce sin embargo que esta realidad de fondo no
hace menos angustiante las condiciones con la que se trabaja hoy en el ámbito
de la salud.
“Se está trabajando como se puede, tratando de resolver las
carencias con lo que hay; y eso genera no sólo mucho malestar entre los propios
compañeros sino también miedo de cometer errores por trabajar al límite”, dice
el doctor Castro señalando algo que remarcan muchos de sus colegas. “Si por la
falta de insumos terminás cometiendo un error, no importa que estuvieras
haciendo lo posible, el principal responsable vas a ser siempre vos”, coincide
una médica de guardia, quien reconoce que en las condiciones actuales “uno
prioriza su propia seguridad”.
“Con los sueldos actuales es lógico que sean muy pocos lo
que aspiren hoy a ingresar al sistema público provincial”
“Si al hecho de que no tenés recursos básicos para atender a
los pacientes le sumás la sobrecarga laboral que sufren muchos colegas por la
falta de profesionales en áreas críticas, un ámbito de trabajo cada vez más
desprotegido y violento, y un salario totalmente desvalorizado… -dice Moreno-
es comprensible que ya nadie quieras seguir trabajando así”.
Otra brecha
“El deterioro salarial está trayendo problemas serios de
cobertura en áreas claves. Tenemos guardias que han quedado a cargo de
residentes y servicios que se están despoblando porque los médicos jóvenes
prefieren irse a trabajar al sector privado o a Buenos Aires, donde se gana
mejor. De los 300 nombramientos que el ministerio acaba de ofrecer para toda la
Provincia, 19 fueron asignados a los servicios de guardia de emergencias,
pediatría y ginecoobstetricia del San Roque, pero no estamos seguros de puedan
cubrirse porque no hay postulantes para esos cargos dentro del hospital”,
comenta el doctor Ramuzzi.
Si ya de desde hace años ciertas especialidades vienen
perdiendo médicos debido a las malas condiciones de trabajo que ofrecen, ahora
el desfasaje salarial que se registra entre hospitales de la Provincia y de la
capital federal está haciendo que los escasos recursos disponibles en algunas
áreas se fuguen hacia allí, explican desde el Colegio de Médicos.
“Con los sueldos actuales es lógico que sean muy pocos lo
que aspiren hoy a ingresar al sistema público provincial”, dice el doctor
Martins al explicar que “un residente de primer año gana hoy 10 mil pesos de
los cuales 2 mil se le van sólo en pagar la matrícula y la Caja; y un jefe de servicio
con treinta años de antigüedad no llega a los 20 mil”.
De ahí que mientras la Cicop reclama un incremento salarial
del 40% y la oferta del gobierno bonaerense para este primer semestre no supera
el 16, el presidente del Colegio de Médicos, Jorge Mazzone, sostiene que “ya no
se puede seguir discutiendo porcentajes de aumento sobre la base de una
miseria”. “Lo que tenemos que discutir es cuál debe ser el sueldo básico del
médico de un hospital –dice-; y ese valor debería ser similar al que ganan los
médicos en los hospitales porteños: no menos de 35 mil.
Fuente: Diario El Día
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