Entre 1985 y 1992, casi mil pacientes de la Fundación de la
Hemofilia contrajeron las enfermedades a causa de un lote de un coagulante
contaminado.

El caso reviste un escándalo que duró nada menos que siete
años y cambió la vida de miles de familias argentinas. Los pacientes, que
habían acudido a la Fundación de la Hemofilia para tratar sus problemas de
salud, se contagiaron de las dos graves enfermedades a raíz de un coagulante
infectado.
El problema nació a finales de los 70′, cuando la Argentina
empezó a comercializar un coagulante específico procedente de Estados Unidos.
Numerosos lotes del producto estaban contaminados del virus del VIH y Hepatitis
C.
Así, en siete años se registraron a unas 211 personas
enfermas de SIDA y al menos unas 800 con Hepatitis C. La mayoría de aquellos
pacientes falleció, pero aún quedan poco más de cien que todavía luchan por
encontrar a los culpables de sus contagios.
Así, la Sala I de la Cámara Federal resolvió reabrir la
causa contra los médicos involucrados quienes habían sido sobreseídos por el juez Claudio
Bonadio, quien había considerado que hubo prescripción de la acción penal,
iniciada en 2005.
En diciembre de 2015, la Cámara Federal de Casación Penal
sostuvo, en cambio sostuvo que no había prescripción posible de la causa porque
el contagio era un delito continuado y permanente. Es decir, mientras quedara
alguna víctima de los contagios viva, todavía era loable mantener viva la
causa.
Fuente: Infobae
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