martes, 1 de octubre de 2013

Una de cada ocho personas sufre hambre crónica en el mundo, según la FAO

La gran mayoría de personas que pasan hambre viven en países en desarrollo, pero unos 15,7 millones lo hacen en los desarrollados.

NiñoAlrededor de 842 millones de personas, cerca de uno de cada ocho habitantes del mundo, sufrieron hambre crónica entre 2011 y 2013, al carecer de alimentos suficientes para llevar una vida activa y saludable, según un informe publicado hoy por la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Aún así, la cifra de hambrientos se ha reducido respecto a los 868 millones del período 2010 a 2012, se indica en el documento "El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo (SOFI)", elaborado anualmente por la FAO, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

La gran mayoría de personas que pasan hambre viven en países en desarrollo, pero unos 15,7 millones lo hacen en los desarrollados.

 "El constante crecimiento económico en los países en desarrollo ha mejorado los ingresos y el acceso a los alimentos", se indica.

La mejora en la disponibilidad de la comida se debe a un repunte reciente en el crecimiento de la productividad agrícola, apoyado por el aumento de la inversión pública y el renovado interés de los inversores privados en la agricultura.

Además, en algunos países las remesas de los inmigrantes juegan un papel destacado en la reducción de la pobreza y contribuyen a impulsar las inversiones productivas de los pequeños agricultores.

A pesar de los progresos realizados en todo el mundo, persisten diferencias en la reducción del hambre.

El África subsahariana ha obtenido sólo progresos modestos en los últimos años y sigue siendo "la región con la prevalencia más alta de subalimentación" y se calcula que uno de cada cuatro africanos (el 24,8 por ciento) sufre hambre, se señala.

Tampoco se observaron avances recientes en Asia occidental, mientras que el sur de Asia y el norte de África conocieron un lento progreso, se advierte.

En la mayoría de los países de Asia Oriental, Sudeste asiático y América Latina se produjeron reducciones más importantes en el número de hambrientos y la prevalencia de la subalimentación.

Desde 1990 a 1992, el número total de personas subalimentadas en los países en desarrollo se ha reducido en un 17 por ciento, de 995,5 a 826,6 millones, según el informe.

Aunque en forma desigual, en el documento se destaca que las regiones en desarrollo en su conjunto han hecho progresos significativos para alcanzar el objetivo de reducir a la mitad la proporción de personas que padecen hambre para 2015.

Esta meta se acordó a nivel internacional dentro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM). Si la disminución media anual desde 1990 continúa al mismo ritmo hasta 2015, la prevalencia de la subalimentación alcanzará un nivel cercano a la meta de los ODM sobre el hambre.

Un objetivo más ambicioso establecido en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación (CMA) de 1996, el de reducir a la mitad el número de personas que padecen hambre para el año 2015, no podrá cumplirse a nivel global, a pesar de que 22 países lo lograron ya a finales de 2012.

En el informe se subraya que el crecimiento económico es la clave para el progreso en la reducción del hambre, pero no puede llevar a más y mejores empleos e ingresos para todos, a menos que las políticas se dirijan específicamente a los pobres, especialmente en las zonas rurales.

"En los países pobres, la reducción del hambre y de la pobreza sólo se logrará con un crecimiento que no sólo sea sostenido, sino que también sea ampliamente compartido", según el SOFI.

El informe sobre el hambre de la ONU no sólo mide el hambre crónica, sino que presenta un nuevo conjunto de indicadores para todos los países para captar las múltiples dimensiones de la inseguridad alimentaria.

En algunos países, por ejemplo, la prevalencia del hambre puede ser baja, mientras que al mismo tiempo las tasas de subalimentación pueden ser muy altas, como lo demuestra la proporción de niños con retraso del crecimiento o con falta de peso, cuya salud y desarrollo futuros se ponen en riesgo.

Estas distinciones son importantes para mejorar la eficacia de las medidas para reducir el hambre y la inseguridad alimentaria en todas sus dimensiones.

Las conclusiones y recomendaciones del SOFI 2013 serán debatidas por representantes de los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado en una reunión del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial que tendrá lugar del 7 al 11 de octubre en la sede de la FAO en Roma.

Fuente: Diario La Razón (Bolivia)

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